Estancia en Katmandú con el G.M. El Calvario(Nepal 2004)
Aunque fuera de contexto y del cometido del blog, con esta publicación, quiero rendir un fraternal y sentido homenaje al pueblo nepalí, en éstos días de desgracia y sufrimiento por el terremoto acontecido. Pueblo éste, que tan buen recuerdo deja en todo aquél que le conoce un poco. Gente atenta y humilde que siempre te saluda con una sonrisa.
Sí, nos reconocen como turistas, pero al observarles en sus tareas diarías, te das cuenta de la sencillez y grandeza de su gente. Se buscan la vida como pueden, no tienen industrias ni empresas que generen trabajo, a no ser los talleres clandestinos que tejen y cosen para las grandes firmas de ropa,. Viven del turismo, de lo poco que les da la tierra y del trueque de sus actividades, a pesar de todo, parecen felices en su cotidianidad.
Por aquel entonces, residía en Las Islas Canarias, y allí viví durate 17 años, durante los cuales pude recorrrer las islas, y conocer con bastante detalle Gran Canaria, aunque siempre quedan rincones por descubrir.
Todos los años, hacíamos una salida a montañas lejanas, Pirineos, Picos de Europa, Atlas, Dolomitas, Alpes, etc, y en 2004 tocó Nepal. ¿A qué montañero no le gustaría conocer un trozo de los Himalayas?, y de paso visitar nuevas tierras. Si el tiempo te acompaña un poco, lo primero no te defraudará, y lo segundo, a nada que seas un tanto receptivo, lo recordarás toda tu vida.
Siempre con una generosa sonrisa
Ha pasado un año, desde la última salida de tierras canarias hacia la península, y llega la hora de conocer nuevos horizontes, otros retos, que cada verano acometemos con ilusión. Pero este es especial, pretendemos ver el techo del planeta, transitando por el parque nacional de Sargamatha y el valle del Khumbú.
G.M. El Calvario en Gran Canaria
Este desplazamiento ha supuesto un gran esfuerzo tanto de preparación como de ahorro, renunciando a otras excursiones y convenciendo a los más allegados de su necesidad. Desde primeros de agosto empezamos cotejando los útiles del viaje en cuanto a ropa, documentación y medicinas para que cuando llegue la fecha de partida estar preparados.
Puesto de vigilancia militar
Las noticias que llegaban de Nepal eran un tanto alarmistas por el descontento general con el gobierno allí existente y que se crispó más con los acontecimientos de Irak. Durante la estancia en el país pudimos comprobar la fuerte presencia militar tanto en la ciudad como en el Parque Nacional con destacamientos por doquier, aunque en ningún momento nos sentimos intimidados por parte alguna, regresando con una sensación de sosiego y esperanza de que el pueblo nepalí será capaz de evolucionar hacia un mejor reparto, sin perder la permanente sonrisa de sus rostros.
Iniciamos viaje el día 23 de Septiembre aprovechando bien el tiempo, pues a la 01:00 el amigo Ángel Zurdo nos acercó al aeropuerto de Gran Canaria para coger el vuelo GC–MD de las 03:15. Sobre las 6:00 hora peninsular estábamos en Madrid 13 calvaristas, donde nos encontramos con los guías de Aragón Aventura (Alfredo e Iñaki) además de con Raúl, Fátima, Ángel y Ana.
Katmandú desde el aire
En total embarcamos 19 en el avión de la compañía Thai hacia Bangkok vía Roma. A Roma llegamos sobre las 3:00 y a las 5:00 partíamos hacia Tailandia. Tuve suerte pues me tocó ventana y ayudado por los primeros capítulos del libro titulado El Ocho, las 10:30 horas del vuelo no fueron muy pesadas, desde el aire me llamó la atención el paisaje tailandés que contemplé al amanecer, entrevelado por la bruma, asomaba la baja meseta drenada por el río Mekong haciendo retroceder la mente a tiempos primitivos.
Llegamos a las 7:15 hora local del día 24/10/04 (2:15 hora nuestra), hay un desfase 5 horas, que no se sabe donde han ido a parar. En tiempo del tránsito lo ocupamos en pasear por las instalaciones y relajar los músculos, sopesando las mejores ofertas para el regreso.
Recibimiento con girnaldas al grupo
El vuelo a Kathamandú fue de 2:45 h, y una vez pagados los 30 dólares de entrada y agrupados, emprendimos viaje al hotel, previo agasajo con orla de flores.
Las motos abundan y el olor de su combustión impregnan la ciudad
Abundan también los rickshaws, que no contaminan
La primera impresión de la ciudad es impactante, aunque aleccionado por las lecturas preparatorias del viaje no te la imaginas tan anárquica. Las calles llenas de gente caminando o reunidas en pequeños grupos, la circulación, aparentemente sin regular y al estilo Inglés,circulando por la izquierda, está surtida de motos, bicicletas y coches, abundan los motocarros y furgonetas que se dedican al transporte de personas normalmente van a rebosar. Todo transita sin discrepancias al son de las bocinas que te avisan de su inminente llegada.
Barrio de Thamel
Está llena de pequeñas tiendas no se sabe bien de qué, abundan las de frutas con la mercancía en la calle. El hotel donde nos hospedamos es el Marshyangdi, nombre un tanto difícil para recordar en los despistes, está en el barrio del Thamel, zona turística por excelencia donde las calles no tienen aceras y se tiene que ir sorteando los coches, motos y rickshaws (triciclos con asiento para hasta dos pasajeros), fue nuestro lugar de descanso durante los cinco primeros días, pues no sospechábamos las dificultades que existían para volar hasta Lukla.
Cena en el Everest Steak House
Una vez nos asentamos en él, los guías nos llevaron a cenar temprano al Everest Steak House donde pedimos su especialidad el Chateaubriand, 7 solomillos para 19 personas, rehogado con abundante cerveza Everest, nos pusimos guapos, la carne hecha a la brasa estaba deliciosa e iba acompañada de papas fritas y algo de verdura poco hecha pagamos 1200 rupias por persona (14 E).
Terminal de vuelos locales en Katmandú
Regresamos al hotel y una vez acondicionado el petate, nos acostamos después de 48 horas de zurra con la mosca detrás de la oreja pues nos pasaron noticias de que el aeropuerto de Lukla llevaba 2 días cerrado por niebla.
Varios días de esta guisa, esperando noticias para embarcar
A las 6:00 del 25/09/04, desayunamos abundantemente, y sobre las 8:00 nos encaminamos al aeropuerto donde estuvimos hasta las 13:00 en espera de que mejorase la situación en el destino. Así estuvimos durante 5 días sin decaer los ánimos, pero sopesando un posible cambio de ruta e ir hacia Pokhara, entorno de Los Anapurnas, porque siempre salían vuelos a ese destino.
los abuelos aguantaban la espera
“No volamos hacia las nubes porque en Nepal detrás de las nubes hay rocas”, esta misiva de la Royal Nepalí Airways ilustra el principal problema de los vuelos domésticos: el tiempo.
Ella también quería salir.
El camino del hotel al aeropuerto así como las instalaciones del último para la salida de vuelos locales las llegamos a memorizar, son curiosas las salas de facturación y embarque con sabor a los años 60 europeos.
Ciudad monumental de Bhaktapur capital en el siglo XV
Bhaktapur, esta Shikara la derribó el terremoto
Baktapur, fuente cobra
Bhaktapur, detalle tejados de pagoda, mucha reparadas con fondos extranjeros
Estos cinco días nos sirvieron para conocer la ciudad, al menos los sitios más emblemáticos, realizar las compras que pretendíamos y aquellas que nos engatusaban, además de degustar diferentes platos en los restaurantes más conocidos de Thamel.
Baktapur, templo
Como lugares pintorescos que visitamos destaca el entorno de Durbar Square en pleno corazón de la antigua ciudad donde convergen tres plazas resaltando el antiguo Palacio Real, el Templo Kasthamandap, casa de la Kumari, Maju Deval con sus tallas eróticas y muchos más y que, debido al agobio de los vendedores, no disfrutas más placidamente.
Los niños te cercan constantemente, es mejor no prestarles atención
Lecturas de textos religiosos
Plaza Durba en Patan
A pesar del deterioro, la gente sigue habitando la vieja ciudad
Tejiendo espadañas
Otros núcleos importantes que albergan gran cantidad de monumentos, son las antiguas capitales del valle de Katmandú, Patan y Bhaktapur, ambas con pagodas de varios tejados superpuestos, shikharas con forma de torre y pequeñas estupas de gran belleza; la última acoge además las casas de estilo medieval newari, donde se crea un ambiente misterioso al anochecer.
Swayambhunath, o Monkey Temple también afectada por el seismo
Uno de los palacios reales
Una de las mucha tallas en madera que se ven por todos lados
Todas las visitas hay que pagarlas, y su coste oscila entre las 100 rupias y las 700 de Bhaktapur. Como monumentos aislados, asimismo de gran belleza y extensión, son las estupas, centros budistas, como la de Swayambhunath, conocida como Monkey Temple por la gran cantidad de macacos que viven en su alrededor; los ojos de Buda pintados en cada una de las caras de la torre de la estupa, es el anagrama ocasional de la camiseta del Calvario y uno de los símbolos del país.
Concurrida expectación de las actividades cotidianas
Rodillos de oración "Om mami padme hum"
La de Bodhnath, que se encuentra en un recinto circunvalado por tiendas, restaurantes y monasterios tibetanos. Alrededor de la base giran los cilindros o ruedas de oraciones con la inscripción del mantra tibetano Om mani padme hum (Oh, joya de la flor del loto), que muchos memorizamos y que hay que girar en el sentido de las agujas del reloj.
Tienda de especies
Hombres durante una ofrenda
Todos sucumbimos, no hay quien resista la presión
En las tiendas, destacaban las de tejidos locales, regalos y artículos de montaña, muchos de ellos falsos, pero que hacen el apaño, por al menos 1/6 parte de lo costaría aquí algo de similar calidad. Que les voy a contar a los no estuvieron allí que se pueda hacer público, pero se acaparó de todo para esta temporada y las venideras a saber: sacos, plumíferos, manoplas, mochilas añadiendo gorras, sandalias, sombreros, pashminas, mortero, y almirez con sonido dhom incluido. Si hacemos mención a las maderas nobles no faltan los budas, elefantes, cuchillos de los gurkhas conocidos como kukris etc.
Con naturalidad, se acercan a sus dioses
Cansado del ajetreo le vence el sueño
Las viandas tratamos de disfrutarlas en sitios diferentes, recorrimos los más nombrados, desde el mencionado Everest Steak House pasando por la Dolce Vita, New Orleans, Ying Yang, Third Eye en este se aconseja lavarse los pies y practicar la postura de loto a los mas rígidos. Aunque algunos no pasaban del pollo, se intentó probar sabores nuevos dependiendo de la tolerancia al picante y al curry que abunda por estos lares, y que acompañaban los platos de arroz, cordero o pollo que nos presentaban siempre rehogados con abundante cerveza Everest, San Miguel o Tuborg. Los postres eran bien aceptados, a mi me gustó el yogur líquido conocido como Lassi, y disfrutamos de lo lindo en el New Orleans donde todos pellizcamos del pastel.
Falsos santones atienden a los turistas buscando unas rupias
Hoy 29/09/04
Al igual que los anteriores desde la llegada madrugamos, y a eso de las 6:30 ya estábamos preparados para ir al aeropuerto, aunque era un día diferente, pues había que tomar una decisión hacia donde encaminarnos en el caso de que Lukla siguiera cerrado. Yo había metido el mapa de los Annapurnas, pues aunque la esperanza es lo último que se pierde, y no perdía la ilusión de ver lo soñado, el asunto estaba complicado.
Algún rumor trae el viento con grandes hélices
A las 8:00 estábamos en la sala de facturación y nos llevamos una gran sorpresa, pues por primera vez vimos el cartel de Lukla puesto en el mostrador de la Yeti Airlines. Ya hacíamos cábalas de si seríamos los primeros o los segundos, al rato nos bajaron los humos pues retiraron el cartel, ¡la jodimos!, mosqueo, al poco empezaron a circular rumores de que iríamos en helicóptero para asegurarnos el viaje de todo el grupo y no fuera a ser de que el aeropuerto se volviera a cerrar, radio macuto fue confirmándose y pasado un tiempo estábamos en la sala de embarque por segunda vez viendo pasar gente hacia las avionetas con destino Lukla, entre ellos los madrileños con los que habíamos compartido conjeturas y apuestas; y lo nuestro sin aparecer.
Sin más preámbulos fuimos entrando en la barriga del moscón
Y, aunque apretados, entramos todos
Por fin a eso de las 11:30, nos llamaron para el embarque y en el aparato nos enlatamos los 19 más nuestro sirdar (guía serpa) Tendi, junto con los petates, sacos de mercancías y algún nepalí más. Compartimos amigablemente el rollo de algodón que nos ofrecieron y disfrutamos de la experiencia, asombrándonos de la placidez del vuelo, de la proximidad de los collados (3500 m altitud max.) y del buen hacer de los pilotos, que en 45 minutos nos posaron en el aeropuerto de Lukla a 2850m.
Buen Camino
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