Con "El Calvario" por La Patagonia
Cuenta viejos relatos que el nombre de la zona proviene del
paso del navegante Magallanes al ver los grandes pies de los moradores de estas
tierras, denominándoles patones o patagones, el caso es que con ese apodo se
quedó parte de esta comarca del Cono Sur hasta el día de hoy.
La Patagonia es una región geográfica, histórica y cultural
ubicada en el extremo del continente americano. Políticamente comprende territorios de Chile y de Argentina.
Lugares más emblemáticos de la zona patagónica
Enclavados dentro de la gran Cordillera de Los Andes en su
enclave más sureño y denominados como Andes meridionales, patagónicos o
australes según qué geólogo los considere, tienen a su cuidado grandes cumbres y
campos de hielo que han sido codiciados por escaladores y aventureros.
En esta zona no hay grandes cumbres tipo Aconcagua que
abrumen con sus 6960m o los grandes nevados volcánicos del altiplano andino en
Perú como Ojos del Salado y Huascarán muy cercanos en altura a la cumbre
argentina.
Por aquí destacan cumbres de menor crecimiento tipo monte
San Valentín con sus 3910m, pero de dificultad extrema como el monte Fitz Roy o Cerro Chaltén con sus 3375m, el Cerro Torre
3133m, el Cerro Paine Grande 3240m y las Torres del Paine 3000m.
Campos de hielo en la Patagonia
También contiene este territorio dos grandes campos de
hielo, el Campo de hielo patagónico sur y norte. El primero de estos
asociado al glaciar Perito Moreno en la zona de Calafate, es visitado y conocido
a nivel mundial, y el segundo de menos entidad próximo a Perito Lubreno. Más allá del estrecho de Magallanes, la cordillera continua
en los Andes Fueguinos que terminan en la isla de los Estados.
Después de haber conocido la amplitud de los Pirineos, la
grandeza de los Alpes y la inmensidad del Himalaya, desde este ilusionado grupo
de montaña que fue “el Calvario” nos disponíamos a cruzar el charco grande para
dar vuelo a nuestros sueños bajo la batuta de Juan Carlos, gran embaucador de
ilusiones y encantador de lagartos y baifos.
En cuanto se propuso la idea de recorrer sus caminos y
bosques, los compañeros de fatigas acogimos con gran interés esta nueva
aventura, condicionándose el acudir a disponer de las fechas o el excesivo
precio.
Ya se sabe que asistir a estos lugares tan distantes se
encarece en demasía, pero hay que reconocer que merecen la pena y al final las vivencias
son positivas. Aunque se pueda considerar el ir sin guías y acogerse a los
locales, la responsabilidad de organización es abrumadora y, cuando es un grupo
tan amplio, hay que delegar.